viernes, 31 de mayo de 2013

Ojos de travesura - Poema

Cuando te recuerdo se inundan mis ojos
ríos se deslizan, donde antes se posaban tus besos.
Esas manos que acariciaban mi castaño cabello,
entretejido pastizal donde tus dedos se enredaban,
me envolvían en cálidas burbujas que protegían mis sueños.
Y las tardes en que buscaba refugio en tu regazo
mientras mis mejillas, claro reflejo de una picardia,
se escondían en tus hombros, o como sombra
te secundaban, todos sabían que algo escondía.
Y entonces se iluminaban tus ojos
y una extraña fuerza incontrolable
te volvía cómplice de la travesura,
aunque no tuviera gracia alguna.         
Con ternura susurrabas melodías teñidas de noche
que me mecían al compás de tus pasos
como el rítmico sonido del mar al empujar las olas,
entonces soñaba que era una balsa, contenida por el agua.
Pero no estoy triste, simplemente es nostalgia,
nostalgia por tus manos, y la sonrisa que como un regalo
me entregabas al mirarme.
Y por un momento, cuando mi mente
me sorprende distraída, el eco de tus susúrros
se amplifica y comienza a expandirse
junto con los rayos de sol que iluminan mi ventana
y me transportan más allá del tiempo, más allá de las nubes,
más allá de los mares, más allá, donde el mundo parece terminar,
hasta aquella sensación que me causaba tu presencia.
Entonces, sé que aún estás aquí.

Julieta Rosso

1 comentario:

Julieta Rosso dijo...

Este poema se lo escribí a mi abuelo cuando se fue de este mundo. Fue como si los ángeles me hubieran inspirado.